Nombre común Ruiseñor del Japón
Nombre científico Leiothrix lutea
Nombre catalán Rossinyol del Japó
Nombre gallego
Nombre euskera
Nombre inglés Pekin robin
Presencia Habitual; residente
Introducción El ruiseñor del Japón es un ave originaria del sureste de Asia que se ha asentado con éxito en nuestro país a través de ejemplares escapados de cautividad, hasta el punto de que existe una pequeña pero estable población reproductora en la sierra de Collserola (Barcelona), aunque se han observado aves también en otros lugares de Cataluña o Canarias. A diferencia de otras especies introducidas —que suelen establecerse en medios urbanos o humanizados—esta ave se ha refugiado en áreas forestales.
Descripción Clasificación Orden Passeriformes; familia Timaliidae
Longitud 15 cm
Envergadura Dato no disponible
Identificación Se trata de un ave de colores vistosos y brillantes con la cola ligeramente ahorquillada. Posee la cabeza, el cuello, el dorso, los flancos y las plumas superiores de la cola de color verde grisáceo. La garganta, de un amarillo brillante, se torna anaranjada en la región del pecho. Estos mismos colores aparecen también en las alas y el obispillo. El pico es anaranjado-rojizo y las patas, de color carne (dibujo 1). La especie no presenta un dimorfismo sexual muy patente, si bien la hembra luce un color menos intenso que el macho en la cabeza y muestra una coloración más apagada en general.
Canto Emite un sonido potente y estridente.
Dónde vive En el mundo Su área de distribución natural se extiende desde el norte del Himalaya a través de China hasta Myanmar, en el sureste asiático. Su empleo como ave de jaula y su fácil adaptación al entorno han permitido el surgimiento de poblaciones procedentes de aves escapadas de cautividad que se han establecido con éxito en diversas partes del mundo: España, Francia, Japón, Estados Unidos (Florida), Hawái y las islas Reunión. Se conocen otras poblaciones en Italia, cuyo establecimiento definitivo aún no se ha probado. Se reconocen seis subespecies, aunque se ignora cuál de ellas es la que se ha introducido en España.
En España Se advirtió su presencia a principios de los años noventa del siglo pasado, cuando se localizaron algunos ejemplares cerca de Barcelona, así como en Tenerife y Gran Canaria. Posteriormente se han producido avistamientos ocasionales en otros lugares. Su presencia en Cataluña se limita por el momento a la sierra de Collserola y sus alrededores, donde se citó por primera vez hacia 1990 y llegó a observarse también en parques urbanos de Barcelona.
Las poblaciones francesas en Pau, a unas decenas de kilómetros de la frontera española, podrían en el futuro contribuir al incremento del número de citas en el País Vasco.
Desplazamientos y migraciones En España se comporta como una especie residente, si bien en invierno parece realizar algunos movimientos de corta distancia entre zonas próximas.
Población La población reproductora española se estima en varios cientos de ejemplares, que se encuentran casi exclusivamente en Cataluña, donde se calcula que existen unas 50-150 parejas.
Hábitat En España, el ruiseñor del Japón se ha establecido en áreas forestales, a diferencia de otras especies introducidas, que suelen ocupar hábitats humanizados. En Cataluña prefiere las áreas boscosas mediterráneas cercanas a torrentes con sotobosque denso, principalmente con pino carrasco. No obstante, es capaz de adaptarse a otros tipos de bosque, como ha demostrado en otras partes del mundo donde se ha introducido.
Alimentación Se alimenta básicamente de frutas, semillas e invertebrados, como caracoles, larvas de insectos y arañas.
Reproducción Construye su nido en forma de taza a base de hojas, musgo y líquenes, y lo sitúa generalmente a baja altura en una rama ahorquillada horizontal, por lo que queda expuesto a los depredadores. La hembra deposita de tres a cinco huevos de color azul verdoso con puntos rojizos, que son incubados alternativamente por ambos progenitores durante unos 12 días. Los pollos abandonan el nido a las tres semanas de vida.
Amenazas y conservación Por tratarse de un ave exótica invasora, no se incluye ni en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas ni en el Libro Rojo de las aves de España. No se han observado, por el momento, efectos negativos sobre otras especies o ecosistemas autóctonos; no obstante, el hecho insólito —en relación con otras aves introducidas— de que la especie haya preferido establecerse en zonas forestales (en lugar de ocupar ambientes humanizados) ha motivado que se la mantenga bajo vigilancia.
La fácil aclimatación de esta especie exótica en nuestro país pone de manifiesto la necesidad de controlar el tráfico de aves no nativas, así como su introducción, deliberada o fortuita, en el medio natural. Cuando esto ocurre, es preciso realizar un adecuado seguimiento que permita detectar a tiempo las posibles consecuencias negativas sobre otras especies y hábitats autóctonos.
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